Sunday, January 13, 2013

Cuando entra la ciencia al debate de los transgénicos

Siempre he sospechado que las posiciones anti transgénicos parten de argumentaciones pseudocientíficas, que la tendencia por los alimentos orgánicos no es más que una moda que de generalizarse haría bajar de tal manera la producción de alimentos que estos encarecerían y provocarían hambruna. Cuando veo a los jóvenes mexicanos de Greenpeace hacer proselitismo en los centros comerciales me invade una ganas terribles de decirles que pierden el tiempo en el mejor de los casos, y en el peor, que de tener éxito en sus posiciones anti transgénicos harán mucho más daño que bien.

Siempre es fácil vender miedo, sobre todo cuando somos ignorantes del tema.


Por lo anterior, he encontrado el discurso de un anteriormente anti transgénico autor, Mark Lynas, sumamente enriquecedor. Aún así el mensaje más importante que nos da Lynas es el de acercarnos a la ciencia para buscar cómo solucionar los problemas más graves a los que nos enfrentamos. Nos invita así a siempre buscar evidencia objetiva sobre el tema. Yo añadiría, recordando a Poper, que debemos siempre buscar el falsear nuestras hipótesis con nueva evidencia, Lynas falseó así sus posiciones anti transgénicos con mucha evidencia científica.

Pero añado que no estoy de acuerdo con él en que el debate sobre los transgénicos esté muerto. El debate debe continuar, pero siempre sobre bases científicas. La evidencia que tenemos es que el mejor futuro lo tenemos desarrollando y produciendo transgénicos para satisfacer la demanda de alimentos. Sí la investigación para su desarrollo, sí a su utilización en beneficio de productores, consumidores y el medio ambiente. Pero también sí a la investigación sobre sus riesgos y de encontrarse algunos, sí a la investigación para mitigarse; pero nunca cancelar el desarrollo de tecnología que ha demostrado su gran capacidad de incrementar la producción de alimentos en beneficio de la humanidad.

Aquí una traducción al discurso que da Lynas en la Conferencia Agrícola de Oxford y que empieza así:
"Quiero empezar con algunas disculpas. Para que conste, aquí y por adelantado, me disculpo por haber pasado varios años destrozando cultivos transgénicos. También lamento que ayudé a comenzar el movimiento antitransgénicos a mediados de los años 1990, y que con ello ayudé a demonizar a una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente."